Una vez acabada la edición de este año, toca hablar de lo que pudimos ver en la Feria de Milán. Algo muy destacable de este año ha sido el tiempo que hemos disfrutado durante los 3 primeros días, un sol y una temperatura casi veraniegos que aderezaban lo que ya de por sí suele ser un espectáculo de creatividad impresionante.
En cuanto a la organización y servicios del evento, hay que darle a Milán la nota más alta del mundo. No es que no haya defectos, que los hay en cualquier organización, pero lo cierto es que resulta muy fácil moverse por la Feria, hay información y servicios de todo tipo muy accesibles, el espacio de exposición y de esparcimiento es más que suficiente, etc., etc.
Ajeno a la Feria, pero igualmente importante, se puede señalar como negativo el eterno atasco a la salida de la Feria. Por suerte, gran parte de los visitantes acude en metro hasta el mismo recinto, los problemas de aquellas carreteras no parecen solucionarse nunca. ¡Y están a punto de inaugurar la EXPO allí mismo!
Este es el primer año que Mueblipedia se acredita como medio de comunicación, y el pase de Prensa internacional no es ninguna tontería allí. El cuidado a la comunicación es algo que distingue a los italianos, eso me ha quedado claro. Sala de prensa, WFI, una maletita con documentación, cafetería privada gratuita…
En lo que se refiere a diseño, a tendencia, o al menos a impresiones que se nos han quedado en la retina, trataré de ser breve y conciso sin dejarme nada:
– Hay un color de moda, está mayoritariamente en la tapicería, pero ha penetrado también en los muebles. AZUL.
– La madera en su aspecto más natural y salvaje sigue presente, y cada vez con más protagonismo. Esta es una tendencia que se veía con claridad el año pasado y ahora se consolida. Vemos este elemento combinado con cristal, con metal, con lacados, con otras maderas, etc. Vemos incluso colecciones enteras que ofrecen un aspecto rústico urbano particular. Y concluimos que estamos ante un claro guiño a los mercados centro y norte de Europa, donde esta pasión por la madera gusta especialmente.
– En las estructuras metálicas, el año pasado se apreciaba el declive de los cromados. Este año el cromo está sencillamente prohibido, era casi imposible encontrar ya una silla con patas cromadas, quitando algunas de contract. A cambio, podemos ver acabados como el óxido, lacados epoxi, madera, muchísimo policarbonato, etc.
– Las patas de mesas son cada vez más escultóricas. Sea cual sea el material escogido, parece que las mesas con una autentica escultura artística como pie están muy de moda, sobre todo en el segmento alto. Esto no excluye a los diseños de cuatro patas con sobres súper delgados que continúan entre las propuestas modernas, pero es un fenómeno destacable igualmente.
– En lo referente a los sobres de las mesas, el año pasado señalábamos las piedras y las maderas salvajes de las que ya hemos hablado. Lo de las maderas ha ido a más, no así lo de las piedras, diría que había lo mismo con alguna agradable evolución a través de los elementos cerámicos imitación de piedra que posibilitan piezas más finas. Lo que sí parece que se diluye es la presencia del cristal, se ven algunas mesas de cristal, pero cada vez menos.
– Para los salones se ha visto claramente que las composiciones tradicionales pierden importancia a favor de los elementos singulares como el mueble TV, aparadores, bufets, etc. Pero también emergen cubos y módulos colgados de todo tipo que pueden presentarse en una pared a modo de amueblamiento decorativo y funcional, o combinarse con otros muebles a suelo formando una suerte de composición sui generis.
– No diremos que vuelve el mueble bar, pero son muy destacables algunas piezas que las mejores firmas han presentado. Muebles singulares muy llamativos que en muchos casos no disimulan su funcionalidad.
– Los cabezales absorben todo el protagonismo en los dormitorios. Algunos por su aspecto escultural, otros por su funcionalidad como argumento reivindicado a la vista, y otros por su colorido o por su carga de artesanía, pero todos ellos se convierten en el elemento diferencial que preside el ambiente.
Algo que diferencia al mercado español es la cantidad de cabezales con galería que se venden. La verdad es que en las presentaciones que vemos año tras año en Italia las camas tienen mayoritariamente cabezales singulares, en gran número tapizados, pero casi nada de cabezales corridos con alas o galerías.
– La tapicería no suele deparar grandes sorpresas en otras ferias, pero en Milán siempre se puede encontrar inspiración y originalidad. Si hay que destacar algo muy abundante como indicador de tendencia diremos dos cosas; el color azul y las estructuras elevadas.
En lo del color, me dicen que en el mundo de la moda este año se lleva el “azul pavo real”, en los sofás puede que ese azul baje dos tonos para hacerse más suave, pero desde luego estamos hablando del color de moda.
Las estructuras elevadas de los sofás pasan por un sinfín de patas en su mayoría metálicas que se unen a bastidores cada vez más finos, muchos de ellos, necesariamente metálicos también. No es la desaparición de la platabanda, pero bien podría parecerlo en algunos casos. Lo que está claro es que para ser Cool, mejor que tengas un sofá con patas delgadas y altas. En esto vemos de nuevo un acercamiento al gusto del norte y centro de Europa, aunque se trata de una tendencia con grandes posibilidades en todo el mundo. (La altura mejora la limpieza, la estética fina y elevada es más ligera y mejora la sensación de espacio, el resultado estético es exquisito, y los sofás son muebles que se cambian mucho más que otro mobiliario.)
– Destaca la utilización del tubo redondo y grueso. Vemos multitud de sillas y mobiliario auxiliar con estructuras de tubo redondo, algo que años atrás habría sido impensable. Esta tendencia es quizá un efecto duradero post vintage.
– ¿Qué pasa con el estilo Vintage? Pues no pasa nada, básicamente nada. La impresión es que puede ser algo efímero, aunque deje pinceladas o aportaciones estables de inspiración.
Hay algún que otro fenómeno destacable, como la proliferación de las grandes firmas de la moda en el sector, por no hablar de las dos o tres marcas de automóviles de lujo que hacen lo propio. Lo cierto es que no aportan apenas nada en lo referente al diseño, nada que no sea su reconocidísima firma, acompañada de una gran calidad normalmente, y un precio y objetivo súper elitista. Pero además de alguna aportación estética que se puede agradecer, puede que se les acabe agradeciendo la repercusión que este tipo de marcas tiene a nivel de comunicación. Estamos hablando de firmas con muchísima más repercusión mediática que las del mueble, y visto desde ese punto de vista, toda aportación a nuestro sector es buena.
La participación de las marcas españolas es cada año más numerosa, y algunos han mejorado considerablemente su presentación; destacable en este sentido es stand de Nacher, de García Sabaté, el cambio de pabellón de La Ebanistería y de Loyra, y muy especialmente el paso delante de Monrabal Chirivella, con un salto gigante en la ubicación y la categoría de su estand. Pero este tema podemos verlo en otro artículo, este ya se está haciendo demasiado largo.
Dejamos para otro día también la experiencia que la ciudad de Milán ofrece al que quiera explorar fuera de Feria. Eventos diurnos y nocturnos, exposiciones temporales o permanentes de las grandes firmas en el centro de la ciudad, exposiciones arriesgadas y experimentales, la vía Tortona y Súper Estudio Piu con sus mil rincones en un barrio post industrial rendido al diseño, etc. etc.
Me despido con algunas fotos de ambiente que siempre vienen bien. El nivel de público de esta Feria resulta sencillamente abrumador.